EL ESPANTAPÁJAROS SABIO
Tiene los brazos de escoba
y cabeza de calabaza,
melena de lana al viento
y pecho de tibia paja.
Es el espantapájaros de la huerta del abuelo,
con camisa a cuadros rojos
y en la cabeza, un sombrero.
Todas las mañanas, un pajarito descansa,
en su sombrero de ala ancha.
Y cuentan que quiere hacer nido
en su gastada bufanda.
Viene y va, va y viene,
el pajarito no se detiene.
Enhebra hilachas, trenza pastitos, cose retacitos.
Y el espantapájaros se hace el dormido,
quieto, quietito... ¡Qué desatino!
“Señor espantapájaros” dice el manzano
“Usted ¿Espanta o no espanta a los pájaros?”
Y piensa el ciruelo: “¡Qué desacierto!
El espantapájaros ya no cela el huerto”
Y el limonero amarillo, censura:
“¡Qué locura!
El espantapájaros se quedó dormido...
¿O está distraído?”
“¿Estará enamorado?”
Dice suspirando el peral perfumado.
¡Qué confusión, qué problema!
El espantapájaros ya no está alerta.
Todos hablan, nadie escucha:
¿Al espantapájaros habrá que darle una ducha?
¿Estará con gripe?
¿Le dolerá una muela?
¿El espantapájaros querrá ir a la escuela?
El abuelo llega con su regadera
y explica con buen tino:
-“El espantapájaros tiene en su pecho un nido,
no se hace el tonto ni está distraído,
no tiene gripe ni se quedó dormido…
Él está al tanto de quién roba el huerto:
Son pájaros grandes, no los más pequeños
Déjenlo tranquilo y punto y aparte,
que el espantapájaros, sabe lo que hace.
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